“…José Alberto Gallardo es un joven teatrista al que hay que prestar atención en sus posteriores propuestas”
Olga Harmony, La Jornada
“…tiene una escena de arranque memorable..”
Noé Morales, La Jornada
“La separación de los personajes: Othello, Desdémona y Yago, a los actores: Enrique Arreola, Pedro Mira y Cinthia Patiño se da en un entorno que no podemos ver desde afuera, su muy buen trabajo actoral, hace que resulte una imagen convincente y objetiva para el espectador; existen y son (…) El tema de los celos queda relegado por el choque de culturas, por hoy los musulmanes, los católicos.” Mariana Jano, El Universal
“Desproveídos del clásico estilo isabelino, aparecen en la escena un Othello, un Yago y una Desdémona atemporales, henchidos de dudas, miserias y fantasmas que tienen que ver con el pasado, el presente y futuro de la sociedad, quienes mediante esta puesta en escena reescriben su historia para bosquejar cómo la perdida de identidad deviene del choque de culturas y cómo en ocasiones la realidad se convierte en el verdadero espectáculo” Carla Méndez, Notimex
“El público quedó embelesado con la magia de los tres histriones que interpretaron el clásico durante dos horas. Los aplausos fueron inevitables, aunque no todos comprendieron bien a bien lo que acababan de ver.” Karina Velasco, La Crónica de Hoy
“En este caso, "No Othello" es más allá de la negación de la tragedia occidental (…) En "No Othello", la nobleza desaparece, el protagonista no es un príncipe, sino un migrante, y el malvado Yago, interpretado por Enrique Arreola, es un actor itinerante, decidido a fundar una compañía de teatro y recuperar por el camino de la actuación su identidad y memoria de personaje trágico. (…) así desde el olvido, los tres actores se acercan a tientas a sus destinos trágicos hasta darle un giro a los motivos que tuvo Othello para matar a Desdémona. Una explicación contemporánea gira en torno al choque de dos culturas, la musulmana de Othello, la católica de su mujer.
En esa persecución desaforada de los actores en busca de su personaje, se conforma una tragedia actual, donde el espectador también forma parte del espectáculo. “
Cristina Tamariz, El Universal